11 octubre 2009

Crónicas


huele a sol recién nacido ese lugar de su reino mi señor y algún azúcar debe estar sembrado en el pliegue donde nacen sus piernas esa suavidad es cosa extraordinaria no sé de cuál lluvia me parece tiene que ver con frutas en extremo jugosas pero ni aún me acerco a descifrar el vellito de sus muslos ni el volumen de su centro puedo decir que cuando despierta el olor de la tierra insinúa las humedades que en su cuerpo habitan y su presencia cuando entra en mi tacto no encuentra medida para la precisión talvez una combinación de vientos que causen desvarío podrían traducir el enredo de sus caderas y su firmeza colocada en mí como ondulaciones de la mar da desesperación descubrir ese conocimiento más de cuatro estaciones gimen allí algún zumbido fuerte podría señalar los calores que contiene el largo ruido de palmeras daría imagen de sus costados ciertos yo sólo tengo mi testimonio en tal cortedad de balbuceos ruego a usted reciba de mis navegaciones este temblor alrededor de mis senos y esa vaguedad debajo del ombligo que tanto y tan confusamente intenta exponerle mis aprecios

 

Del libro: "Borde de Cielo Desnudo" -
María Elena Díaz-Carmona

Sistema Nacional de Imprentas, Barquisimeto, Lara 2008

Fundación Editorial El Perro y la Rana – Caracas 2009

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