11 octubre 2009

3 Poemas de Miguel Granado-Troconis



Salmo Cuatro

No me reprendas con tu enojo y fría mirada
ni me insultes con esa furia de cortantes silencios
Ten misericordia de mí, mujer amada
porque me duele tu distancia y desamor
No enfermes mi alma de celos
No siembres las dudas que me matan
Ven, entrégate a mí, hazte dueña de mis huesos y mi aliento
y eleva mi alma hasta la tuya
Concédeme de nuevo y para siempre la sagrada arquitectura de tu cuerpo
Dame la gloria de tus besos y tu pasión
y haz libre mi espíritu de traidores pensamientos
Toma mi cuerpo amante, infiel o pecador
y protégelo con el velo de tu ternura y tus palabras
con el paraíso de tu vagina y el cielo dulce de tus senos
y sálvame con tu indulgencia, mujer
Porque si muero, no habrá más memoria de este amor
y en esta ciudad de intrigas y mercaderes
¿quién cantará a tu belleza como lo he hecho yo?

Mi cuerpo se consume en inquieto y silencioso llanto
y cada noche mi pensamiento se llena con el recuerdo de ti
Te sueño y riego mi cama con mis lágrimas y mi simiente
y mis ojos parecen ya gastados y envejecidos

Aleja mujer de mí tanta perfidia
Porque habiéndote confesado lo promiscuo de mi cuerpo
busco tus brazos para recibir el perdón de tu amor,
el calor de tus palabras y lo dulce de tus caricias

Amada mía, oye mi ruego.


Del libro inédito: "Salmos del amor amado y otros Cantos"
Miguel Granado-Troconis

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